La vida es curiosa
La vida es curiosa, tan curiosa que me sorprende ver las sorpresas que me depara. Quien me iba a decir a mi que terminaría enamorada del hermano de una de mis mejores amigas, de una amiga irreemplazable a la que no quiero perder por nada en el mundo. Y eso, amigos, es un problema. Porque si resulta no ser mutuo puede que me termine alejando de ella, y eso es algo que no quiero ni de broma, y por otro lado si por cosas de la vida resulta si serlo, podría poner fecha de caducidad a mi amistad con ambos, en el caso de que no fuese bien. Y esta es mi encrucijada ¿Qué se supone que tengo que hacer? Mis sentimientos no paran de crecer, mis ojos solo buscan su mirada y mi boca quiere decir cosas que lo hagan sonreír, porque, para que negarlo, me encanta su curiosa forma de esbozar una sonrisa. Por otra parte, no hace ni un mes que terminé con una relación que había durado 4 años y tengo miedo de que lo que siento no sea real, que mi estúpida cabeza haya decidido tener un flechazo para olv