El destino une a las personas

Desde que llegué a Castellón he vivido en una montaña rusa de emociones, sobretodo buenas, gracias a dos personas (más bien 3) muy importantes para mi, personas con las que vivo mi día a día y de las que no me arrepentiré de haber conocido jamás, son mis compañeras, mis confidentes, mis profesoras y mis animadoras.
Somos tan iguales y a la vez tan diferentes que asusta, somos como el agua y el aceite pero a la vez somos imanes.
Tenemos nuestras disputas, como es normal, pero nunca que me arrepentido de haberlas conocido.
Son especiales, son únicas y siempre me alegraré de que el destino haya unido nuestras miradas.

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