Amor y ansiedad, mala combinación

Las historias de amor son algo que a lo visto, no se me da bien, no porque no sepa plasmarlas, sino porque no se vivirlas.
Hace nada terminé mi historia con mi última pareja y ya estoy impaciente porque la persona a la que quiero ahora, me quiera a mi de vuelta.
No voy a negar que echo de menos tener a alguien ahí, al que poder abrazar y besar, al que poder amar sin ningún tipo de tapujo.
Pero a la vez no quiero apresurarme, no quiero joderlo todo solo porque echo de menos estas cosas, es verdad que me he enamorado de alguien y os aseguro que no es para nada una amor ficticio creado por mi mente solo porque echo de menos estas cosas.
Si quisera simplemente una pareja hubiese aceptado una de todas las declaraciones que me han lanzado estas últimas semanas, y mira por donde, no lo he hecho.
Porque ahora mismo solo tengo ojos para una persona, porque ahora mismo me paso los días hablando de sus gestos, de sus sonrisa, de su puñetera forma adorable de expresar afecto a otras personas, de sus bromas. No se, estoy tan pillada que me da miedo decir algo y meter la pata, estoy tan pillada que me aterra pensar en que todo cambiará cuando le diga lo que siento, que me evitará, dejará de sonreirme, dejará de picarme continuamente, dejará de aparecer siquiera delante de mi.
Y bueno, creo que esta es la etapa de mi vida en la que más me he rallado por alguien, porque todos y cada uno de los días pienso en estas cosas, mi corazón me grita que se lo diga de una vez y que pase lo que tenga que pasar, pero la razón tiene miedo de perder esa relación y que esto me deje hecha un cristo.
Por esto digo que no se vivir las historias de amor, porque en lugar de disfrutar este sentimiento tan bonito, lo único que hago es amargarme pensando en lo mal que irá todo cuando se lo diga.

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